Llegaron mis anheladas vacaciones, soy una mujer muy feliz, ha sido un gran año, el Divino me ha dado buenas aventuras y venturas.
Somos peregrinos de vidas, excavadores de sueños, y transormadores de tristezas, aprovechemos esos dones con los que nacemos, que muy pocos intentamos desarrollar nuestros prodigios.
Se viene a la mente, la parábola de los talentos:
Mateo 25:14-18:
"El reino de los cielos será también como un hombre que, al emprender un
viaje, llamó a sus siervos y les encargó sus bienes. A uno le dio cinco talentos, a otro
dos y a otro sólo uno talento, a cada uno según su capacidad. Luego se fue de viaje.
El que había recibido los cinco talentos fue en seguida y negoció con ellas y ganó
otros cinco talentos. Así mismo, el que recibió dos talentos ganó otros dos talentos.
Pero el que había recibido uno talento fue, cavó un hoyo en la tierra y escondió el
dinero de su señor".
"El reino de los cielos será también como un hombre que, al emprender un
viaje, llamó a sus siervos y les encargó sus bienes. A uno le dio cinco talentos, a otro
dos y a otro sólo uno talento, a cada uno según su capacidad. Luego se fue de viaje.
El que había recibido los cinco talentos fue en seguida y negoció con ellas y ganó
otros cinco talentos. Así mismo, el que recibió dos talentos ganó otros dos talentos.
Pero el que había recibido uno talento fue, cavó un hoyo en la tierra y escondió el
dinero de su señor".
No es por religión que lo mencione, es porque se aplica en cada aspecto cotidiano de nuestras vidas, saquemos nuestro verdadero personaje y vivamos el papel de la vida.
Que en estos días en los que nos encontramos un poco más liberados, disfrutemos de cada abrazo, beso, palabra como si fuesen agotables.
Se les quiere, se cuidan un universo, amen sin remordimientos.