viernes, septiembre 01, 2006

Por una aureola encontre un amigo...


Deje la aureola perdida en aquel mar que me sacudió con la fuerza de un torbellino de emociones, no tuvo compasión de las consecuencias y fui victima de un océano tranquilo, que no oleaba, un oceano que no avisaba que el tsunami venía en camino, nuevamente cai en las redes de la ingenuidad, de las apariencias de un mundo calmado, que no detonaba nada, cuando logre sacar la uña a la superficie, la choque con una roca que terminó por quebrarme la única uña que me podía aferrar a la orilla y quede ahí en el naufragio de los días, ni las gaviotas me acompañaban, solo sabían desecharme su alimento en mi cabeza.

Fue entonces cuando vi la sombra imponente de algo que parecía ser un humano y me ato a su mano y me saco de la deriva en la que me encontraba.
Descubrí que le decían amigo a esa persona, yo lo desconocía, de donde vengo según me dijeron mis ancestros se extinguieron por el odio, y la costumbre a encajonarlos y no tomarlos en cuenta, y aprendí a ser amiga de el que llamaba humano, me enseñó como sacar a otros de un naufragio similar al que un día me encontre.
Desde entonces ando con cuidado en busca de mi aureola en las orillas de los mares que visito y en busca de náufragos que necesitan una muñeca en que atar sus cordones desgastados.

2 comentarios:

brujadelmar dijo...

oye chic, tal parece que la pluma se ejercita y saca buenos musculos...mucha suerte y sigue, sigue, sigue...sigue haciéndolo que esto quizàs ya sea la entrada al paraìso perdido!;)

abrazos!

Amorexia. dijo...

Me encantaría ser como Saint de Exuperry que un día tomo su avión y volvió al desierto donde encontró a su amigo, y ya nunca mas se aparto de él, tanto, que jamás se le volvió a ver.
Casi seguro que el no imagino la historia, la vivió en el Sahara cuando su avión se descompuso varios meses, y seguro de que el Principito volvió hace poco a la tierra, reencarno en la risa y en los ojos de mi hija...